lunes, 17 de noviembre de 2008

ESPIRITU SANTO 2DA PARTE



ESPIRITU SANTO  2DA PARTE



Título: La promesa del Espíritu Santo

Trasfondo Bíblico: Joel 2:28-32; Hechos 2:1-39
Verdad Central: El Don del Espíritu Santo es una promesa para cada creyente (Hechos 2:38).
Texto Áureo: Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare (Hechos 2:39).

Bosquejo:
I. Se da la promesa
A. El derramamiento viene después de la restauración
B. La promesa del gran derramamiento
II. Cumplimento de la promesa
A. El discurso inspirado de Pedro
B. Estos no están ebrios
C. Profecía de Joel
III. La promesa es para todos
A. El poder de la palabra profética
B. Un llamado al arrepentimiento
C. La promesa del cumplimiento sigue en pie

Objetivos:
1. Examinar la conexión entre la profecía de Joel y los eventos del día de Pentecostés.
2. Desear el don del Espíritu Santo como una fuente continua de poder espiritual.
Introducción
El derramamiento del Espíritu Santo en el día de Pentecostés fue algo nuevo en el trato de Dios con su pueblo. En la época del Antiguo Testamento Dios llenó a varias personas con su Espíritu. Bezaleel y Aholiab, por ejemplo, fueron llenos para hacer un trabajo más excelente en el tabernáculo y enseñar a otros también (Éxodo 31:2,3; 35:30-35). Más tarde. Moisés reconoció que el Espíritu Santo debía ser parte de la experiencia normal del pueblo de Dios (Números 11:29), pero ese nunca fue el caso durante la época del Antiguo Testamento. Joel profetizó que Dios derramaría su Espíritu, no sólo sobre algunos, sino "sobre toda carne." Los límites del Antiguo Testamento se quitarían y la experiencia sería para todos. El cumplimiento de la profecía de Joel empezó en el día de Pentecostés y continuara hasta que Jesús regrese.

Comentario Bíblico

I. Se da la promesa (Joel 2:28-32)

A. El derramamiento viene después de la restauración
Joel. el gran profeta de Pentecostés probablemente vivió en Jerusalén durante la infancia del rey Joás cuando Joiada el sacerdote tenía el control del gobierno. El profetizó un maravilloso derramamiento del Espíritu de Dios "después".
Pregunta: ¿Qué quería decir Joel con "después"?
La primera parte del libro de Joel hace un llamado al arrepentimiento (1:14; 2:12-17). Después del arrepentimiento, Dios promete la restauración (2:25). Así que, "después" puede significar después del arrepentimiento y la restauración.
Sin embargo, "después" toma un nuevo significado en vista de toda la profecía bíblica. La restauración que hace posible la venida del Espíritu Santo debe ser la comunión con Dios por medio del sacrificio de Cristo en la cruz. La experiencia del Calvario tuvo que preceder a Pentecostés.
Muchos eruditos de la Biblia ven un indicio de esto en Joel 2:23. Para los judíos de la antigüedad la última parte de ese versículo significaba: "Porque Dios te dará el Maestro para justicia y hará que caiga lluvia sobre ti, lluvia temprana, y lluvia tardía antes que nada." De esto podemos ver que "después" hace que el fluir sobre abundante del Espíritu sea un don que viene después del don del Maestro de justicia, esto es, el Mesías, el Cristo.

B. La promesa del gran derramamiento

El derramamiento del Espíritu de Dios fue prometido para "toda carne", es decir, "toda la humanidad".
Otra característica importante de este derramamiento profetizado es que rompería todas las barreras y restricciones sociales.
"Toda carne" no tendría límites de edad ni sexo; los hijos y las hijas profetizarían. Los ancianos tendrían sueños profeticos y los jóvenes verían visiones proféticas. Es más, el Espíritu Santo sería derramado en abundancia sobre los esclavos. Esto era algo nuevo. Grandes multitudes de esclavos existían en los tiempos antiguos y no tenían derechos. Los judíos de entonces no podían creerlo. Su interpretación era "los siervos de Dios" no "esclavos". Los fariseos odiaban a la gente común de Israel, y aun más a los esclavos (Juan 7:49).
Dios es un Dios bueno. Su propósito siempre ha sido bendecir a todos (Génesis 12:3; 22:18; Juan 3:16). Así que, Joel aclaró que el derramamiento del Espíritu es para todos: judíos y gentiles, ricos y pobres, jóvenes y ancianos, educados y analfabetos, sin tener en cuenta el sexo, la raza, el color ni el origen nacional.
Aquí el hebreo usa una forma del verbo "derramar" que indica que el derramamiento es una acción progresiva o repetida. No debía ser un evento de una sola vez, pues una vez que ocurriera continuaría de generación en generación. Aunque algunos lo rechazaban, todavía sería accesible. Dios no deja de derramar su Espíritu sobre los que creen y lo reciben. Cada cristiano puede creer y recibirlo hoy.

II. Cumplimiento de la promesa (Hechos 2:14-21)

A. El discurso inspirado de Pedro
En el día de Pentecostés estaban todos unánimes juntos cuando de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba. El viento era un símbolo del Espíritu en el Antiguo Testamento, y el sonido de ese viento indicaba poder. Debe haberles recordado la promesa de poder que Jesús les dio en Hechos 1:8 para que fueran testigos. Luego vino algo que parecía una gran llama sobre todo el grupo que se dispersó y se repartió como llamitas de fuego que reposaron sobre la cabeza de cada uno de los ciento veinte. En el Antiguo Testamento, el fuego del cielo sobre el sacrificio indicaba que Dios aceptaba el tabernáculo, y después el templo de Salomón.
Ahora los creyentes eran sacrificios vivos y tanto en grupo como individualmente eran templos listos para ser llenos del Espíritu Santo.
Pregunta: ¿Qué evidencia hubo de que los ciento veinte fueran bautizados en el Espíritu Santo?
No tenían que esperar más. Estaban todos llenos con el Espíritu Santo, y la evidencia era que hablaban en otras lenguas (idiomas) según el Espíritu les daba que hablasen. Al principio, muchos entendieron que alababan a Dios en esos idiomas, pero cuando se reunió la multitud, muchos no entendieron y se burlaron de ellos, diciendo que estaban llenos de vino nuevo (vino especialmente embriagante hecho de una clase de uva muy dulce).
Por fin, los doce discípulos se pusieron de pie, y Pedro comenzó su discurso inspirado. La palabra griega quiere decir "pronunció" y viene del mismo verbo que se usa en Hechos 2:4 acerca del Espíritu que dio a los ciento veinte la capacidad de hablar otros idiomas. Así que, lo que Pedro dijo no puede llamarse sermón. El no se sentó para preparar un bosquejo de tres puntos, sino que se puso de pie y presentó una manifestación del don de profecía del Espíritu Santo, en un lenguaje que todos entendían. Habló a la gente para edificarlos y exhortarlos (1 Corintios 14:3; Hechos 2:40).
B. Estos no están ebrios
El sonido de las lenguas atrajo a la multitud que estaba confusa. Aun los que entendían el significado de las palabras en sus propios idiomas no parecían entender el propósito. No debemos suponer, sin embargo, que su experiencia manifestaba el delirio que caracterizaba las celebraciones paganas. Tampoco estaban hablando en éxtasis. Los ciento veinte estaban en control de todas sus facultades. Sabían lo que hacían y estaban llenos de gozo.
Tan pronto como los apóstoles se pusieron de pie, todos los ciento veinte tuvieron que dejar de hablar para poder oír a Pedro. Eso demostró, además que estaban en control de sus facultades. Pedro dijo que no era lógico que la multitud supusiera que los ciento veinte estaban ebrios, puesto sólo eran las nueve de la mañana. Ningún judío en aquellos días se embriagaba tan temprano por la mañana, especialmente porque era la hora de la oración.
C. Profecía de Joel
Pregunta: ¿Fue cumplida la profecía de Joel en ese momento?
Pedro, hablando todavía con el don de profecía del Espíritu Santo, continuó su declaración de que lo que la gente veía y oía cumplía la profecía de Joel. La multitud vio y oyó a los hijos y las hijas de Israel profetizando, llenos del Espíritu, y hablando bajo su unción. De esto deducimos también que el hablar en lenguas que se entendían se consideró equivalente a la profecía.
Aunque Pedro relacionó esos eventos con la profecía de Joel, se sabe que lo que ocurrió en esa ocasión fue sólo el comienzo. No toda la profecía de Joel que citó se cumplió en ese momento. Los ciento veinte no tuvieron sueños a las nueve de la mañana. Tampoco es probable que hubiera esclavos entre los ciento veinte. Sin embargo, Pedro indicó que el resto vendría después, inclusive las señales y los juicios que Joel profetizó.
Como se mencionó antes, Pedro indicó que el día de Pentecostés era sólo el principio, por su interpretación inspirada por el Espíritu de la palabra "después" en Joel 2:28.
Pregunta: ¿Cuándo empezaron los "últimos días"?
Pedro mostró que eso significa "en los postreros días. En verdad, los "postreros días" empezaron cuando Jesús ascendió al cielo (Hechos 3:19-21). La expresión "los postreros días" en la Biblia significa el último tiempo antes de la restauración de Israel y el reino milenial de Cristo sobre la tierra.
No habrá otra era antes de la del reino. Así que, toda la era de la Iglesia es "los postreros días", y es la del derramamiento del Espíritu Santo sobre toda carne. Pedro también vio que pueden haber tiempos de refrigerio y avivamiento en toda esta era, hasta el tiempo cuando Jesús regrese (como se demuestra en el original griego de Hechos 3:19).

III. La Promesa es para todos (Hechos 2:37-39)

A. El poder de la palabra profética
El mensaje profetice por los labios de Pedro fue un poderoso testimonio de Jesús. Dios lo había aprobado para el beneficio de la gente por medio de poderosos milagros, maravillas y señales. Jesús fue clavado y muerto en una cruz, pero Dios lo levantó en cumplimiento de Salmo 16:8-11 y del pacto que Dios hizo con David (2 Samuel 7:11-16; Salmos 89:3,4; 132:11,12). Como Jesús es el prometido Rey mesiánico, no fue abandonado en el Hades, ni su carne vio corrupción. Pedro y los ciento veinte fueron testigos de su resurrección. Además, Dios había exaltado a Jesús a un puesto alto de poder y autoridad a su diestra. Jesús había recibido la promesa del Espíritu Santo que luego derramó sobre los ciento veinte, como la multitud acababa de ver y oír.
Pregunta: ¿Sobre quién estaba centrado el mensaje que el Espíritu Santo dio por medio de Pedro?
La conclusión de la palabra profética llamó la atención al hecho que Dios había convertido a Jesús en Señor y Cristo. La respuesta fue inmediata. La multitud ya no decía: "¿Qué significa esto?" Más bien, exclamaban: "¿Qué haremos?" Como indica 1 Corintios 14:24,25, a causa del don de profecía se sintieron convencidos y compungidos de corazón, y reconocieron que Dios estaba presente entre los ciento veinte.
B. Un llamado al arrepentimiento
El llamado de Pedro al arrepentimiento era para que ellos cambiaran de parecer y actitud al aceptar la voluntad de Dios revelada en Cristo.
Pregunta: ¿Qué quiere decir "arrepentíos"?
(Según la Biblia dice en Romanos 12:1,2, eso significaba la renovación de la mente con un cambio de actitud hacia el pecado, ellos mismos y Dios).
Entonces podrían mostrar su arrepentimiento, su cambio de corazón y mente al ser bautizados en el nombre de Jesucristo. En griego significa "sobre el nombre", o "sobre la autoridad" de Jesús. La Biblia no explica más porque el mandato de Jesús (Mateo 28:19) deja claro que el bautismo en agua era en el nombre del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Pregunta: ¿Cuál es el significado del bautismo en agua?
Su bautismo sería una declaración de identificación con Jesús en su muerte y resurrección (Romanos 6:3) Entonces sería un testimonio de que la persona había creído y recibido la remisión y el perdón de sus pecados. "Para remisión y perdón de pecados" es semejante a la expresión "para arrepentimiento", que usó Juan el Bautista al hablar de su bautismo. El contexto muestra que el original griego traducido "para" significa "a causa de". El bautismo de Juan no producía arrepentimiento. El bautizaba a las personas que se arrepentían. El bautismo en agua no produce el perdón de pecados. Es un testimonio de que el bautizado ha creído y la sangre de Cristo lo ha limpiado.
Además del perdón de pecados también recibirían la promesa del Espíritu Santo, el mismo don que los ciento veinte recibieron en Hechos 2:4, al cual Jesús se refería como (1) la promesa del Padre y (2) el bautismo en el Espíritu Santo (Hechos 1:4,5).
Pregunta: ¿Qué se requiere para que las personas reciban la promesa del Espíritu Santo?
"Recibir" aquí es tomar algo en fe, porque todos los dones de Dios son por gracia por medio de la fe.
C. La promesa del cumplimiento sigue en pie
Pedro aclaró que la promesa del Espíritu Santo no era sólo para los apóstoles ni los ciento veinte. Seguiría accesible a ellos, sus hijos (inclusive sus descendientes) y todos los que estaban lejos, a los que el Señor llamara. ¡Ese llamado se sigue proclamando!
Pregunta: ¿Quiénes son los que "están lejos"?
El llamado no puede limitarse a los judíos. En el Antiguo Testamento se profetizó que Dios habla de paz a los que están lejos (Isaías 57:19). Efesios 2:17 aplica esto a la predicación del evangelio a los gentiles. Así que, los gentiles están incluidos en los que estaban "lejos". La promesa de Dios a Abraham, repetida cinco veces en Génesis, fue que por medio de él y su simiente todas las familias (en todas las naciones) de la tierra serian bendecidas. La simiente de Abraham por medio de quien viene esta bendición es Jesús (Calatas 3:16). Cristo murió en la cruz por nosotros "para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzara a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu Santo" (Galatas 3:14).
Jesús también dio la gran comisión de predicar las buenas nuevas a todas las naciones hasta lo último de la tierra (Mateo 28:19; Hechos 1:8). Así que, mientras el evangelio se predica y Dios llama a la gente a la salvación, el bautismo en el Espíritu Santo según Hechos 2:4 aún está disponible. El creyente que acepta la responsabilidad de alcanzar a los perdidos con la verdad del evangelio también debe reconocer la necesidad de hacerlo en el poder (el Don) del Espíritu Santo. El don del Espíritu Santo es necesario para cumplir con la gran comisión de predicar el evangelio a toda criatura.

Aplicación

El Espíritu Santo vino el día de Pentecostés a los creyentes que ya tenían una relación con Dios por medio de Cristo. La muerte de Jesús en la cruz puso en efecto el nuevo pacto (Hebreos 9:15-17). Así que, los ciento veinte ya eran del nuevo pacto, la Iglesia, que había recibido la comisión por medio de Cristo resucitado. El día de Pentecostés la Iglesia recibió el poder e hizo que los testigos empezaran a propagar el evangelio para crecimiento.
Jesús no quería que sus seguidores empezaran la obra hasta que recibieran el poder. Se necesitaron la señal de hablar en lenguas y la manifestación de los dones del Espíritu de profecía y exhortación para que los tres mil fueran salvos el día de Pentecostés. Dios todavía quiere que su obra se haga por medio del poder y los dones del Espíritu Santo.
Todos los creyentes lo necesitan. Todas las congregaciones deben tener el poder (dones) del Espíritu Santo.


- Robinson Guzmán T. No.103 240507 España E-Mail.: jesucristoreyporsiempre@gmail.com

ESPIRITU SANTO 1ERA PARTE


PRIMERA PARTE

Tema: “La Persona del Espíritu Santo”

Trasfondo Bíblico: Juan 14:16; 16:13
Verdad Central: La Biblia es completamente clara cuando dice que el Espíritu Santo es una Persona tanto como el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Sobre todo aquellos que creemos en la trinidad, un solo Dios en tres personas. He muy claro que no es una fuerza como mucho han dicho o un soplo o viento y otro que el es otro dios. Si creemos en su existencia entonces entenderemos su personalidad.
Texto Áureo: El Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, y estará en vosotros. (Juan 14:17).

A. LA PERSONALIDAD DEL ESPÍRITU SANTO EN LA BIBLIA:

1ero. El Espíritu Santo hace aquello que sólo una persona puede hacer.
a) El convence al mundo: «Y cuando El venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio» (Juan 16:8).
b. El enseña: «El os enseñará todas las cosas» (Jn. 14:26; ver también Neh. 9:20; Jn. 16:13-15; 1 Jn. 2:27).
c) El Espíritu habla: «Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones al Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre!» (Gá. 4:6).
d) El Espíritu intercede: «Pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles» (Ro. 8:26).
e) El Espíritu guía: «Guiados por el Espíritu» (Gá. 5:18; cf. Hch. 8:29; 10:19; 13:2; 16:6-7; 20:23; Ro. 8:14).
f) El Espíritu señala a los hombres para el servicio específico: «dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saùlo para la obra a que los he llamado» (Hch. 13:2; cf. Hch. 20:28).
g) El Espíritu está El mismo sujeto a un plan (Jn. 15:26).
h) El Espíritu ministra: El regenera (Jn. 3:6), El sella (Ef. 4:30), El bautiza (1 Co. 12:13), El llena (Ef. 5:18).
2do. El Espíritu Santo, como una persona, es afectado por otros seres.
a) El Padre le envía al mundo (Jn. 14:16, 26), y el Hijo le envía al mundo (Jn. 16:7).
b) Los hombres pueden hacer enojar al Espíritu (Is. 63:10)
c) Pueden contristarle (Ef. 4:30)
d) Pueden apagarle(1 Tesalonic.5:19)
e) Pueden blasfemarle (Mt. 12:31)
f) Pueden mentirle (Hch.5:3)
g) Pueden hacerle afrenta (He. 10:29)
h) Pueden hablar en contra de El (Mt. 12:32).
B.- COMO UNA PERSONA DE LA TRINIDAD, EL ESPÍRITU SANTO ES IGUAL CON EL PADRE Y EL HIJO.

1. Él es llamado Dios.
Hch. 5:3, 4. « ¿Por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo?... No has mentido a los hombres sino a Dios».)
2. Él tiene los atributos de Dios
(Gn. 1:2; Job 26:13; 1 Co. 2:9-11; He. 9:14).
3. Él Espíritu Santo ejecuta las obras de Dios
(Job 33:4; Sal. 104:30; Lc. 12:11-12; Hch. 1:5; 20:28; 1 Co. 6:11; 2:8-11; 2 P. 1:21).
4. Al Espíritu Santo también debemos obedecerle
(Sal. 51:11; Mt. 28:19; Hch. 10:19-21).
Él es también Alguien a quien se le debe de obedecer. El creyente en Cristo, caminando en compañerismo con el Espíritu, experimenta su poder, su guía, su instrucción y su suficiencia, y confirma experimentalmente las grandes doctrinas concernientes a la personalidad del Espíritu, la cual es revelada en la Escritura.

- Robinson Guzmán T. No.102 240507 España E-Mail.: jesucristoreyporsiempre@gmail.com

CREADO A IMAGEN DE DIOS



CREADO A IMAGEN DE DIOS
(Génesis 1.26ª-27)

Gen. 1.26ª
“Entonces dijo Dios hagamos al hombre a nuestra imagen, a nuestra semejanza…”
Gen. 1.27 “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.”
Desarrollo:
El ser humano perdió la imagen de Dios con Adán. Cuando Adán desobedece a Dios entre las cosas que perdimos fue su imagen.
Al igual que como perdimos el derecho de ser hijo de Dios (Todos quedamos sólo como criatura suya). Jn. 1.12
Pero que bueno y sabio es Dios nos envió a Jesucristo, y por él recibimos todos nuestros derechos, claro cuando le confesamos como nuestro Salvador y Señor, pues ya tenemos nuestra identidad e imagen ya la gente no nos ve a nosotros sino a Jesucristo en nosotros.
Ya somos hijo de Dios embajadores del reino, coheredero con Cristo, elegidos por Dios para heredar las mansiones celestes.
Romano 8.29ª dice:
“Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conforme a la imagen de su hijo…”
Esto quiere decir, que a los que les hemos recibido, pues Dios nos conoce y nos hace conforme a la imagen de Jesucristo, es por lo que la gente ve a Jesús en nosotros. “Cuidemos nuestra identidad”.
1Cor. 15.49
“Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial.”
Que bueno es Dios, ya no me parezco a Adán, sino a mi Señor y Salvador Jesucristo. “Cuidemos nuestra imagen en el trabajo, en el colegio, en la universidad, en la oficina, en el carro, con los vecinos, en la casa con todos, nuestro enemigo no descansa, y tratará de quitarnos nuestra imagen la de Jesucristo el hijo de Dios.”
2Cor. 3.18
“Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del señor.”
Toda la victoria la tenemos por la imagen e identidad que ya tenemos, que glorioso es esto. Aleluya, Aleluya.

- Robinson Guzmán T. No.101 240507 España E-Mail.: jesucristoreyporsiempre@gmail.com